En su misa matutina regular en el Vaticano, el Papa dijo que se había quedado asombrado por un titular en un periódico que señalaba que los trabajadores en ese lugar recibían un salario de sólo US$50 al mes.
El Papa afirmó que iba en contra de Dios concentrarse en los balances anuales y ganancias en lugar de pagar un salario justo.
Posteriormente en su audiencia general a peregrinos en la Plaza de San Pedro pidió a los políticos europeos esforzarse más para revitalizar el mercado de trabajo del continente.
El comentario surge en medio de creciente preocupación por el incremento en el desempleo en Italia, España y Grecia.
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