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lunes, 28 de enero de 2013


Una mezcla de ira, impotencia y arrojo entre perredeístas seguidores de Mejía provocó la ocupación violenta del local



El Partido Revolucionario Dominicano (PRD) añadió ayer otro episodio negro en su historia política luego que el apresto para la reunión del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) se convirtió en una balacera que dejó 8 personas heridas, saqueos y destrozos en la Casa Nacional y pocas probabilidades de acuerdo para poner fin a la crisis debido a que se han endurecido las posiciones de Miguel Vargas e Hipólito Mejía.

Las seis personas heridas de bala fueron identificadas por la Policía como Jeyson Eduardo Leyba Batista, Sócrates de Jesús Ureña Vega, Lenny Vladimir Sención Mora, Antonio de León, Ángel Acosta Feliz, ex diputado y el camarógrafo Walter Villegas. Los heridos de golpes son Jaime César Cruz y Gustavo Leonel Castro. 

El presidente del PRD, Miguel Vargas, responsabilizó a Mejía del hecho y denunció que el objetivo era asesinarlo a él, Francisco (Fiquito) Vásquez, Aníbal García Duvergé y a Julio Maríñez. Dijo que serán sometidos a la acción de la justicia los autores materiales e intelectuales. 

Sin embargo, Mejía afirmó que desconoce lo que ocurrió “porque cuando yo llegué ya habían ocurrido los destrozos. “Salí de aquí (Instituto Peña Gómez) diez minutos antes de las 10:00 a.m. y llegué a las 10:00 como había prometido”, dijo. 
8:00 a.m.

A las 8:00 de la mañana la mayoría de los miembros del CEN del PRD había llegado a la Casa Nacional y al patio trasero, donde se efectuaría el encuentro, estaba casi lleno a las 8:30 a.m. La tarima, sillas y aparatos de sonidos estaban debidamente ubicados y el locutor oficial de Miguel Vargas, Aníbal Herrera, estaba en el pódium orientado la multitud de los pormenores. Alrededor de las 9:00 a.m. comienzan las discusiones en la única entrada que se habilitó por la rigurosidad del personal de seguridad y protocolo para la entrada debido a que los miembros del CEN debían presentar un carnet o un cintillo para acceder. Desde las mesas de registro se difundió la información de que ya se había llenado por lo que habría que suspender la entrada.

9:00 a.m., llega Miguel
La lentitud para la entrada y la desesperación del grupo por ingresar llenó de ira a un hombre de avanzada edad que portaba muletas, cuando un agente de seguridad le dijo que no podría entrar. “¿Que yo no puedo entrar? Pero esto lo que hay que hacer es tumbarlo”, dijo el hombre, quien con su muleta tumbó la primera valla cuyo acto fue imitado por una turba que en minutos derribó todas las barreras, mientras la seguridad del PRD reculaba y los agentes de la Policía se limitaron a observar.

En medio de todo eso, el locutor anunció la llegada del presidente del PRD, que entró por la avenida Sarasota y se parqueó en el área donde se realizaría el evento dentro del local pero no pudo ni desmontarse del vehículo debido a que la turba había convertido en caos la reunión que él había afirmado que la seguridad estaba garantizada. Alrededor de las 9:05 minutos se escuchan los primeros disparos y en medio de la confusión, Julio Maríñez “corrió más que una bala” para salir de la casa del PRD, pero antes se ocupó de decir que el caos “lo armaron la gente de Hipólito”. 

Desde la primera detonación hasta más o menos las 9:40 minutos se escuchó una cantidad innumerable de disparos de armas automáticas desde adentro del local y de afuera precedió al arranque de decenas de perredeístas que irrumpieron y destruyeron todos los cristales delanteros del local, las mesas, sillas y carpas.
También cargaron con equipos de computadoras, cuadros, acondicionadores de aire y hasta el agua de tomar la repartieron en segundos. 

La mayoría de los convocados por Miguel Vargas salieron despavoridos por la parte trasera, pero quedaron algunos dentro del local, pero al ver que la gente de Hipólito ya tenía el control de todo también huyeron mientras que otros fueron desalojados a la fuerza por los enardecidos perredeístas. Algunos fueron sacados a golpes por la multitud, pero gracias a la rápida intervención de la Policía que los protegió y los sacó de la zona en sus vehículos lograron salvar la vida, no sin antes llevarse sus trompadas y patadas.

10:00 a.m. llegó Hipólito
A las 10:00 a.m, en punto, llegó el ex presidente Hipólito Mejía, con Pepe Goico como avanzada y cesaron los disparos y las bombas. Mejía permaneció unos tres minutos dentro de su vehículo en la Jiménez Moya con Sarasota. Luego su yipeta avanzó y, al ritmo de ¡llegó papá!, avanzó hasta frente del local del partido y en una escena como de película varios miembros de su seguridad con armas largas, vestidos de negro y con el rostro cubierto se apostaron en las esquinas del techo del edificio. Su permanencia en el local fue relámpago. 
Llegó, levantó con fuerza una bandera del partido del que fue expulsado y saludó, con cuyos gestos quizás quiso comunicar a Miguel Vargas que con su entrada le dobló el pulso. Luego se montó de nuevo en su yipeta y se fue rumbo al Instituto José Francisco Peña Gómez, de dónde también salió acompañado de Luis Abinader, Andrés Bautista, Milagros Ortiz Bosch, Orlando Jorge Mera, Enmanuel Esquea Guerrera, Tirso Mejía Ricart, Jesús -Chu- Vásquez, Rafael Suberví Bonilla, César Cedeño, entre otros.

La turba que tomó el local siguió en aumento, luego de la visita de Mejía y entonaron los himnos nacional y del partido del jacho. Además quemaron varias fotos de Miguel, a quien acusaban de traidor y de ser aliado de Leonel Fernández. A muchos del grupos se le escuchaba decir que esa era su casa y que nadie podía impedirles la entrada. Contra Vargas los hipolitistas vociferaron todo tipo de expresiones impublicables.

Mientras, Ana María Acevedo y el secretario general, Orlando Jorge Mera junto al ex senador Jesús Vásquez conversaban con el subjefe de la Policía, que al parecer, tenía orden de desalojar a los ocupantes, pero los tres dirigentes perredeísta pidieron una tregua para “deliberar”.

11:00 a.m., local
Después de casi una hora de “deliberación”, llegó una comitiva compuesta por Jorge Mera, Geanilda Vásquez, Andrés Bautista, Jesús Vásquez y luego de convencer a los ocupantes del local que se resistían al salir, acordaron dejar el local en manos de la Policía hasta que las aguas volvieran a su nivel. Jorge Mera habló de que se hacían contactos con mediadores religiosos que iniciarían un proceso de búsqueda de solución al conflicto. El local quedó en total control de la Policía.

12:30, habla Miguel
Miguel Vargas convocó una rueda de prensa en la que anunció el sometimiento a la justicia de los autores materiales e intelectuales del saqueo que fue objeto la casa del partido blanco.

“Estos hechos ponen de manifiesto la conducta de irrespeto a las normativas democráticas que establecen la Constitución, las leyes y nuestros estatutos a lo que este señor tiene acostumbrado al país porque al no tener la razón de su parte, siempre recurre a la violencia y la anarquía”, dijo Vargas de Mejía. Vargas reiteró que todo acuerdo tiene que ser en el marco del respeto a la institucionalidad y a los organismos del PRD. También adelantó que en los próximos días convocará de nuevo al Comité Ejecutivo Nacional. 

Mientras Vargas daba su rueda de prensa, Mejía visitaba algunos de los heridos en las clínicas Independencia y Abel González. l

Policía no intervino cuando turba entró 


Cientos de agentes antimotines, de los denominados “Swat” y “Topo” comandados por el subjefe de la Policía, Víctor Antonio Campusano Jiménez y los también generales Franklin Vittini Durán, Francisco Rhomer López, Francisco Abreu Montes de Oca y Ludwing Miguel Suardy tuvieron el control de la situación. Los agentes lanzaron bombas lacrimógenas en varias ocasiones para dispersar a los manifestantes que hicieron llorar involuntariamente y correr al más bravo de los presentes que afanosamente buscan agua y una pared para protegerse de los disparos. 

Sin embargo, cuando la turba inició el derribo de las barreras, los agentes se echaron a un lado y no hicieron nada para impedir el desorden.

Las acciones de los agentes contrasta con las declaraciones del ministro de Interior y Policía, José Ramón Fadul, que había garantizado el orden en los alrededores del local perredeísta, a solicitud de Vargas. Contrario a lo ocurrido durante el juicio político a Hipólito y demás dirigentes, en esta ocasión, los agentes de la Policía no colocaron vallas de metal en los alrededores de la Casa Nacional del PRD.

En la mañana de ayer, Mejía dijo que había conversado con el jefe de la Policía para tratar el tema de la seguridad durante la reunión del CEN y que incluso envió a su encargado de seguridad personal, Luciano Díaz Morfa para tratar el tema. Campusano adelantó que la uniformada hará una investigación de los hechos debido a que varias personas resultaron heridas.

La Policía aclaró que la salida de dirigentes que ocupaban el edificio se realizó de manera consensuada entre funcionarios del Estado y las dos facciones que se disputan el control de esa organización política. Según un comunicado de prensa, se colocarán vallas de metal en los alrededores de la Casa Nacional del PRD, para asegurar el perímetro e impedir nuevos incidentes y ocupaciones de dirigentes de ningunas de las facciones en disputa.

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