El día de Juan Pablo Duarte y la conducta de Balaguer - LA VOZ DE SAN JUAN R.D

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martes, 22 de enero de 2013

El día de Juan Pablo Duarte y la conducta de Balaguer

Por:   Juan Bosch


Hace hoy 160 años que nació Juan Pablo Duarte, el Padre de la Patria, y como resulta que el Dr. Joaquín Balaguer escribió un libro para explicar la vida de Duarte, debemos hablar de Duarte y también del Dr. Balaguer, y tal vez así llegaremos a saber si el Dr. Balaguer entendió de verdad quién fue Duarte y qué cosa hizo y si lo está entendido ahora, al cabo de seis años corridos de ser presidente de la República. Por de pronto, para que nos demos cuenta de lo que significa Juan Pablo Duarte para nosotros los dominicanos, sean presidentes de la República o sean comerciantes, choferes o mujeres de sus casas; sean campesinos pobres, médicos o estudiantes, nos vemos en el caso de explicar ciertas cosas que tal vez no se le han dicho al pueblo en su lengua, en esa manera suya de hablar que es en la que él comprende de verdad lo que se le dice.


Cuando Duarte nació, hace un siglo y medio y diez años, esto que ahora es la República Dominicana era una parte de un gran país llamado España que tenía tierras en todos los lugares del mundo, y ya para el año del nacimiento de Duarte esta tierra nuestra tenía mucha historia; tenía tanta historia que había sido española más de 300 años corridos; luego, en el 1795, había pasado a ser francesa, pero siguió siendo gobernada por España hasta principios del 1801, cuando vino de Haití Toussaint Louverture, un general haitiano que nos ocupó en nombre de Francia, y estuvimos siendo gobernados, primero por él, después por un hermano suyo y al fin por gobernadores franceses, hasta el año 1809, cuando pasamos a ser gobernados a nombre de España por un general dominicano, de Cotuí, llamado Juan Sánchez Ramírez, que había derrotado a los franceses en la batalla de Palo Hincado. El general Sánchez Ramírez fue el primer dominicano que gobernó nuestro país, pero lo hizo a nombre de España, como gobernador español, y cuando murió, el 12 de febrero de 1812 (un año antes de que naciera Duarte), nuestra tierra era un país, pero no era una república, y por eso a la muerte de Sánchez Ramírez siguió siendo gobernada a nombre de España y era España la que mandaba aquí y de España venían los hombres que tenían el mando, que para entonces se llamaban gobernadores. Por ejemplo, el primer gobernador que vino de España después de la muerte de don Juan Sánchez Ramírez fue uno llamado don Carlos de Urrutia y Matos, a quien la gente del pueblo iba a bautizar con el nombre de don Carlos Conuco, porque mandó hacer un conuco muy grande del otro lado del río Ozama, en lo que hoy se llama, precisamente, Villa Duarte, en honor del Padre de la Patria, y hasta hace algunos años se le llamó Pajarito. A ese conuco mandaba el gobernador Urrutia a trabajar a todo el que las autoridades hallaban vagando por los barrios de la capital, y la yuca y la batata y el maíz y todo lo que se producía en ese conuco se vendía al menudeo y el señor gobernador se embolsillaba el dinero que daban esos víveres. Por esos días Duarte era un niño que todavía ni caminaba, y en la mayoría de los países hermanos de América, que eran, como nosotros, territorios de España, se estaba en guerra contra España. Esas guerras tenían como propósito conseguir la independencia de cada uno de esos países, tal como la había conseguido Haití, que había logrado la suya luchando contra los franceses y había pasado a ser, desde el 1 de enero de 1804, la primera república independiente de la parte de América que hoy se llama la América Latina. ¿Por qué Haití logró su independencia luchando contra los franceses y no contra los españoles? Pues porque allá por el 1605 España había abandonado completamente la mitad de nuestra isla, y quizá más de la mitad; la abandonó para evitar que la gente que vivía en esas regiones hiciera contrabando cambiando reses cimarronas por telas y sombreros y machetes y hachas y otros artículos que traían hasta la orilla del mar barcos holandeses; y unos 25 años después de que el gobierno español mandó desalojar esa mitad de nuestra isla llegaron unos cuantos franceses y se establecieron en esos terrenos abandonados y encontraron en ellos una gran riqueza en ganado cimarrón, y ahí se quedaron y al cabo de 50 años ya una parte de nuestra isla era francesa y los franceses comenzaron a producir allí azúcar y otros artículos a base de hacer trabajar a los esclavos que para el 1780 eran más de medio millón. En agosto de 1791 comenzó un levantamiento de esclavos en Haití y ya la lucha no se detuvo más hasta que al terminar el año 1803 los haitianos habían derrotado totalmente a los franceses y el primer día del 1804, como dijimos hace un rato, se fundó la República de Haití.


Así, pues, cuando Duarte nació nosotros éramos parte de España, pero Haití era ya una república independiente, y otros países de América, de origen español y de lengua española, como lo éramos nosotros, estaban en guerra para conseguir también su independencia. Para fines del 1821, cuando Duarte iba a cumplir 9 años, existía ya la República de Colombia, fundada por Simón Bolívar, conocido en la historia de nuestros países con el nombre de El Libertador. Esa República de Colombia era la suma de lo que hoy son Venezuela, Colombia, Ecuador, de manera que era una república muy grande; y cuando en el mes de noviembre de ese año de 1821 unos cuantos dominicanos, altos empleados del gobierno español en nuestro país, encabezados por don José Núñez de Cáceres, decidieron hacerse libres de España, resolvieron unirse a Colombia en condición de protectorado, es decir, de país que dejaba de ser español pero tampoco llegaba a ser república independiente sino que se quedaba en la condición de protectorado de Colombia, o país puesto bajo la protección de Colombia. Por esa razón al declararnos libres de España en la noche del 30 de noviembre de 1821, los jefes del movimiento, a la cabeza de los cuales estaba don José Núñez de Cáceres, pusieron la bandera colombiana donde estaba la bandera española y bautizaron el país con el nombre de Haití Español. Menos de dos meses y medio después, el día 9 de febrero de 1822, los haitianos ocuparon la capital de nuestro país y pasaron a gobernar toda la isla y los dominicanos dejamos de ser protectorado de Colombia y pasamos a ser ciudadanos de Haití; o lo que es lo mismo, nuestro país se convirtió en parte de la República de Haití y por esa razón, nosotros pasamos a ser haitianos. ¿Qué teníamos nosotros que ver con Haití y con su historia, con su lengua y sus costumbres? No teníamos que ver nada, pero sucede señores, que la gente pertenece a la nación que la gobierna, porque la nación que la gobierna domina la tierra donde esa gente vive y les impone sus leyes y sus autoridades a los habitantes de esa tierra. Así, por ejemplo, Puerto Rico fue española durante 390 años, pero en el 1898 los yanquis le hicieron la guerra a España, la derrotaron, entraron en Puerto Rico y pasaron a dominar su tierra y a imponer a sus habitantes sus leyes, su moneda, sus autoridades, y desde entonces Puerto Rico fue yanqui, Puerto Rico pasó a ser territorio de Estados Unidos.


¿Qué es lo que se necesita, entonces, para que un país pueda ser libre, pueda convertirse en una república independiente?


Digamos, antes que nada, que un país es un territorio poblado por gente que en general (no siempre) habla la misma lengua y tiene más o menos las mismas costumbres; pero ese país puede estar gobernado por autoridades de otro país que no hable su lengua ni tenga sus costumbres. Ahora bien, para pasar de país a república se requieren varias condiciones; se requiere, en primer lugar, que ninguna nación extranjera domine su territorio; que ningún gobierno extranjero le imponga sus leyes a la gente que vive en su territorio; se requiere que los habitantes de ese país tengan un gobierno propio, formado por personas de su propio pueblo, y dispongan de fuerza militar suficiente para poder impedir que otra nación pase a dominar su territorio y gobernar a sus habitantes.


Desde el 9 de febrero de 1822 Haití nos impuso sus leyes y sus autoridades; sus ejércitos ocuparon los puntos que eligieron dentro de nuestro territorio para tener en él fuerza militar; su gobierno pasó a gobernar en todos los lugares donde antes había mandado España y la gente que vivía en esos lugares tuvo que pasar a obedecer a las autoridades de Haití, a cumplir las órdenes que le daban los empleados, los soldados y oficiales y los policías de Haití; tuvo que pasar a respetar la bandera de Haití y a usar su moneda. En pocas palabras, los habitantes de lo que había sido el territorio español de Santo Domingo pasaron a ser haitianos.


Hasta el momento en que pasamos a ser haitianos a ningún dominicano se le había ocurrido la idea de que nosotros podíamos ser un país libre, una república independiente, porque aunque Núñez de Cáceres proclamó que Haití Español era un estado independiente, al mismo tiempo puso ese estado bajo el protectorado de Colombia porque no teníamos fuerza militar propia que pudiera garantizar nuestra independencia y creyó que la fuerza militar de Colombia podía impedir que España volviera a ocuparnos. La prueba de que nosotros no podíamos disponer de fuerza militar propia está en que los haitianos entraron en el país sin que se les disparara un solo tiro; por otra parte, Colombia no podía mandar soldados a impedir que los haitianos ocuparan nuestro territorio porque cuando los haitiano entraron aquí el presidente de Colombia, que era Simón Bolívar, ni siquiera se había enterado de que los dominicanos nos habíamos puesto bajo el protectorado de su país.


El primer dominicano a quien se le ocurrió la idea de que nosotros podíamos convertirnos en un país libre, es decir, que nosotros podíamos fundar eso que se llama un Estado, fue Juan Pablo Duarte; y no sólo lo pensó sino que se dedicó a organizar a un grupo de jóvenes para formar algo así como un partido político que tendría como tarea establecer la República Dominicana. Pero fíjense en esto que voy a decirles, porque es importante para que podamos darnos cuenta de si el Dr. Balaguer comprendió o no comprendió, al escribir su libro sobre la vida de Duarte, la importancia de lo que Duarte hizo: Cuando a Duarte se le ocurrió esa idea nosotros éramos haitianos; y lo éramos desde hacía muchos años. Y pensar siquiera en luchar para quitarnos de encima a las autoridades haitianas era verdaderamente un pensamiento atrevido y grande, porque los dominicanos éramos muy pocos y el país era muy pobre, y encima de luchar para quitarnos de encima a las autoridades haitianas teníamos que pasar a crear un Estado, es decir, a crear una república libre, con un gobierno que estuviera organizado de acuerdo con una Constitución propia, con leyes hechas por nosotros; con una moneda propia, con un ejército dominicano capaz de enfrentarse con el de Haití y sacarlo a la fuerza de nuestro país.
Un Estado, señores, está formado por una población y un territorio que esa población ocupa y usa para producir lo que necesita para sostenerse; pero esa población tiene que estar políticamente organizada, lo que significa que debe tener un gobierno con autoridad para hacer leyes y para organizar fuerzas militares que garanticen la vida del Estado, pues el Estado deja de existir desde el momento en que otro país, otro gobierno ocupa militarmente su territorio y desde el momento en que sus ciudadanos se ven forzados a obedecer a ese otro gobierno que ha ocupado su territorio; de manera que el Estado dominicano, esa república libre con la que soñaba Duarte, no podía fundarse ni sostenerse si no llenaba las condiciones que acabamos de mencionar.


Duarte organizó, antes que nada, el grupo llamado La Trinitaria, que tenía la misión de organizar, a su vez, el movimiento para sacar del país a las autoridades haitianas y establecer un gobierno dominicano, el cual, como es de rigor, pasaría a formar un ejército nacional que obligaría a los haitianos a respetar el territorio nacional. Sobre la base de la existencia de ese gobierno y de ese ejército nacional se formaría el Estado dominicano; un Estado que tomaría, según lo ideó Duarte, la forma de una república gobernada por un Poder Ejecutivo que estaría formado por un presidente y varios ministros, por un Poder Legislativo encargado de hacer las leyes, que estaría formado por diputados elegidos por las personas que dijera la ley electoral y por un Poder Judicial formado por una Corte Superior o Suprema y por varios jueces. No vamos a hacer hoy historia de lo que padeció Duarte antes de que ese sueño suyo se convirtiera en realidad; pero debemos decir que el sueño se hizo realidad el 27 de febrero de 1844, y que ese día él ni siquiera estaba en el país. Duarte estaba expulsado en Curazao cuando recibió la noticia de que la República Dominicana, ese nombre que él le había dado a su sueño, se había fundado el 27 de febrero, y junto con la noticia le llegó la invitación que le enviaban sus compañeros de La Trinitaria para que viniera a dirigir los destinos del país.


Ahora bien, los trinitarios invitaban a Duarte para que viniera a ser presidente de la república porque ya estaba fundado el Estado dominicano; todavía no se había desarrollado, no se había fortalecido, no había demostrado su poder; pero ya estaba fundado. La primera condición para que una persona pueda llegar en su país al cargo de presidente de la República es que esa república exista, es que exista el Estado. Si no existiera el Estado dominicano, que Duarte creó en su imaginación cuando parecía el sueño de un poeta, el Dr. Balaguer no podría ser presidente de la República. (Ser presidente de la República, en un país como el nuestro, es ser al mismo tiempo jefe del gobierno y jefe del Estado, y en otra oportunidad expliqué la diferencia que hay entre un jefe de Estado y un jefe de gobierno y por qué razón aquí y en casi todos los demás países de América los jefes de Estado son al mismo tiempo jefes de gobierno). El Dr. Balaguer, a quien le gusta tanto ser presidente de la República que aspira a serlo todo el resto de su vida aunque para eso tenga que dedicar todos los fondos públicos a comprar hombres y mujeres, debería ser el primer defensor del Estado dominicano, porque si el Estado dominicano no existiera él no podría ser presidente de la república. Por esa razón, el Dr. Balaguer debería sentirse enemigo de la memoria de Pedro Santana, que destruyó el Estado dominicano al anexar el país a España; y debería sentirse enemigo de la memoria de Woodrow Wilson, el gobernante norteamericano que destruyó el Estado dominicano al ordenar la ocupación militar de nuestro país en el año 1916; y debería sentirse enemigo de la memoria de ese señor Johnson que envió en el 1965 fuerzas militares para ocupar la República.


Ese señor Johnson murió hace pocos días, y cuando murió el Dr. Balaguer hizo estas dos cosas: le mandó un cable de pésame al presidente de Estados Unidos y le envió otro cable a la viuda de Johnson; y no estaba obligado ni a una cosa ni a la otra, porque los pésames oficiales, de un país a otro país, se dan solamente cuando muere un jefe de Estado o de gobierno o el representante diplomático de otro Estado o país. Por ejemplo, si el embajador de Estado Unidos en la República Dominicana hubiera muerto, el gobierno dominicano habría estado obligado a darle el pésame al gobierno norteamericano y además a rendirle honores al embajador muerto, y si muere el presidente de Estados Unidos, el gobierno dominicano está obligado a mandarle un pésame al nuevo presidente, es decir, el vicepresidente que pasa a ser presidente. Pero en el caso de Johnson el gobierno dominicano no tenía ninguna obligación de mandarle un cable de pésame a Nixon, y mucho menos debió el Dr. Balaguer elogiar lo que hizo Johnson cuando ordenó la invasión de la República Dominicana y cuando ordenó las tremendas matanzas de Vietnam, y eso fue lo que hizo el Dr. Balaguer al decir, en el cable que le mandó a la viuda, que Johnson había sido un “gran hombre, que encarnó en horas difíciles el coraje de esa gran nación”.


Encarnar es lo mismo que representar, y si Johnson representó el coraje de Estados Unidos al actuar en la República Dominicana y en Vietnam, entonces el coraje de Estados Unidos es muy, pero muy extraño; y millones de millones de hombres y mujeres de todo el mundo, incluso de los propios Estados Unidos, creen que lo que demostró Johnson no fue que era valiente sino que era criminal; y el jefe del Estado dominicano que no se atreviera a llamarle criminal a Johnson debió haberse callado; que a veces la dignidad, si es que se tiene, se demuestra también con el silencio. De todos modos, lo que probó el Dr. Balaguer al hacer ese elogio del hombre que ordenó la invasión militar de la República Dominicana, del Estado del cual es jefe Balaguer, es que cuando escribió su libro sobre Duarte, el creador del Estado Dominicano, no se daba cuenta de lo que Duarte había hecho, y todavía hoy no lo sabe, porque si lo supiera no habría enviado ese cable impropio a la viuda del jefe de los invasores militares de 1965.


Viernes, 26 de enero de 1973

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