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martes, 22 de enero de 2013

Doña Ramona es ejemplo de trabajo en San Juan de la Maguana


SAN JUAN DE LA MAGUANA.- Desde las tres o cuatro de la madrugada doña Ramona está en pie. Sus años, que ya son muchos, no le han impedido levantarse a preparar la venta del día: café, té de hojas de jengibre, citronela (limoncillo); malagueta y otras especies.

También vende chocolate, pan y galletas. A ella, dice, todo el mundo la conoce en su entorno como Ramona. Su buen trato con las personas, incluyendo desconocidos y visitantes a su provincia muestran el proceder de una mujer que aún no le pesan los años para el trabajo, ni que el hecho de haber criado prácticamente sola sus seis hijos con tantas limitaciones económicas no le ha mermado su sonrisa ni la alegría que se nota en sus ojos al demostrar que es una conversadora.

Como todos los pobladores de San Juan se mantiene en expectativa para ver mejorar su negocio de venta de café, té y chocolate, ante el inicio de trabajos de exploración minera y el flujo de personas que escucha que hablan del tema, “y con estas obras que van a hacer viene gente de diferentes sitios”, dijo.

Su horario de venta lo agota entre las 5:30 de la madrugada hasta las 8:30 a 9:00 de la mañana, para seguir el trabajo de la casa, donde dice que “ahí sí hay batuta”. Su temor es el de muchos para salir a madrugar a ganarse honestamente su sustento, porque “ahora la calle está difícil y hay que esperar que haya gente para salir”, argumentó la vendedora.

Ramona Familia, tiene más de 40 años vendiendo café colado, té y chocolate bien caliente en las primeras horas de la mañana de cada día en una de las calles de la provincia de San Juan. Tiene seis hijos (cuatro varones y dos mujeres). Una reside en Nueva York y uno de sus nietos fue firmado en “la pelota”, indicó.

Con la venta del día se genera ingresos brutos por más de RD$1,000, recursos que ya ni le calcula la ganancia neta por el aumento de precios que registran los ingredientes. Compra chocolate por caja, azúcar, vasos plásticos, pan, galletas, en los que invierte ahora más dinero que antes, pero eso le permite ganar para su comida.

“Mi familia está independizada. La más chica me paré de aquí a parirla, tiene 36 años, y tiene dos hijos, el varón tiene 19 años y lo firmaron en la pelota. El varón, Dionisio de la Cruz, lo mataron en el Instituto Agrario en Capital. Mi primera hija se llama Margarita, vive en Nueva York. Tiene dos hijos que fueron a Irak y Dios nos los regresó sano y salvo”, dijo.

Doña Ramona, al parecer, no necesita ya de este trabajo, pero su edad y la costumbre de trabajo hace ley de vida en esta humilde sanjuanera que dice ser muy religiosa y que no tiene a su lado al padre de sus hijos porque bebía mucho alcohol y a ella no le gusta eso porque no es partidaria “de la corrupción”.

Allá, en las lomas, mientras la vendedora Ramona comienza a recoger sus enseres para retirarse a su apartamento, el día hace tiempo que comenzó en las labores de exploración y de campo en materia de geología para el corte, codificación y separación de las rocas extraídas de la zona de El Romero, en Hondo Valle, un área concesionada que forma parte del corredor denominado Las Tres Palmas a la compañía canadiense Goldquest/Inex, en busca de oro y cobre.

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